Josep Lluís Micó analiza en la Vanguardia la excepción analógica en las ondas

Se reproduce un artículo muy interesante de Josep Lluís Micó publicado La Vanguardia el pasado 20 de marzo de 2012.

Las citas destacadas y los aniversarios relacionadas con la radio digital se acumulan estos días. La Comisión Europea (CE) propuso a sus miembros el 2012 como límite para la transición digital en la televisión, completada en España hace un par de temporadas. Sin embargo, no hay previsión de apagón para la radio, un inconveniente que está eternizando el proceso.

La vicepresidenta de la CE y comisaria de la Agenda Digital, la holandesa Neelie Kroes, recordó que la radio "no se puede quedar atrás en la revolución digital" hace ahora justo un año, en marzo de 2011. Lo subrayó ante los responsables de la Association Européenne des Radios (AER), entidad que acumula 20 años de historia, porque este soporte y la industria sobre la que se asienta se han convertido en un oasis en el entorno de la convergencia mediática.

Con todo, 20 años después de que se otorgasen las frecuencias de radio digital para Europa en la World Administrative Radio Conference, el panorama apenas se ha modificado. Al contrario de lo que ocurre con el material televisivo, que es eminentemente digital, los contenidos radiofónicos se distribuyen de manera predominante en analógico.

La AER, que celebra mañana, miércoles, su reunión anual en el Parlamento Europeo, en Bruselas, ha defendido tradicionalmente que las cadenas comerciales sólo conocen un único modelo viable: la emisión abierta en FM, que ya se está reproduciendo en línea. Precisamente "la radio en el mundo digital" es uno de los temas escogidos por los impulsores de este encuentro internacional.

Y es que resulta muy complicado reemplazar un estándar universal como la FM, una opción ampliamente extendida y barata, como recuerda la profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) Montse Bonet en un capítulo del libro colectivo Medi@tic. Anàlisi de casos de tecnologia i mitjans, editado recientemente por la Universitat Oberta de Catalunya.

La digitalización, explica Bonet en este manual, se puede aplicar a la producción, a la difusión y a la recepción de la radio. El audio puede grabarse y editarse así desde hace tres décadas, pero todavía queda mucho camino por recorrer en cuanto al consumo.

Tanto la radio que suena por la web como la que se puede escuchar a través de la televisión digital terrestre (TDT) son digitales. No obstante, el DAB es otra cosa. Éstas son las siglas de Digital Audio Broadcasting, es decir, la radiodifusión vía herciana del sonido digital. La denominación se emplea como sinónimo, especialmente en Europa, del nombre del estándar técnico para la emisión digital, Eureka 147. En Estados Unidos, en cambio, es más habitual hablar de HD Radio, o sea, High Definition Radio.
En este ejercicio se cumple igualmente el vigésino aniversario de los primeros prototipos de DAB (1992). Tres años después, en 1995, se ponían en marcha unos servicios pioneros que aspiraban a funcionar a pleno rendimiento, aunque lo que realmente se produjo a continuación fue una desaceleración que se mantiene aún hoy.

Para Bonet, los motivos son claros: no se ha fijado la fecha para un eventual apagón analógico, las partes implicadas no han dialogado la suficiente y no existe una tecnología de sustitución de consenso. Sin ir más lejos, los participantes en el prestigioso congreso Radiodays Europe, organizado en Barcelona la semana pasada, entre el 15 y el 16 de marzo, reflexionaron acerca de cuestiones tecnológicas como, por ejemplo, la radio a través de los dispositivos móviles. Pero al DAB no lograron sacarlo de su atolladero.

A finales del decenio de los ochenta era evidente el desequilibrio que había entre la atención prestada por la Unión Europea a la televisión –enorme– y la dispensada a la radio –escasa–. El sector radiofónico ofrecía con el estándar Eureka 147 la posibilidad de ganarse un espacio en el mercado mundial de la electrónica para competir con Norteamérica y Japón.

El programa Eureka, financiado por la CE, nació en 1985 y fue presentado el curso siguiente durante la Conferencia de Estocolmo. En 1987, hace 25 años –otra efeméride–, se iniciaron las investigaciones sobre sonido digital en el continente. Gozaban del apoyo de los principales operadores audiovisuales, en su mayoría públicos.

Este sistema permite la recepción fija, la portátil y la móvil, y se puede utilizar en las distintas modalidades de difusión: terrestre, por cable y por satélite. Además de suponer un uso más eficiente del espectro radioeléctrico, cuenta con el extra de prescindir de la resintonización, puesto que la frecuencia siempre es la misma, a pesar de que el oyente se desplace.
Con el DAB también se pueden añadir datos en forma de texto, imágenes, etc., lo cual lo dota de potencialidades multimedia. Todo ello con una calidad similar a la de los discos compactos, una propiedad discutida por especialistas como el inglés Grant Goddard. Las bandas de frecuencia se dividen en bloques o múltiplex, como sucede en la TDT.

La fórmula del DAB se ha implantado con diferentes grados de intensidad en decenas de estados. Según los expertos, Gran Bretaña es el país donde se ha desarrollado con más decisión. El negocio de las ondas sigue considerándose como local, por ello no hay ninguna normativa oficial a escala europea, interpreta Bonet en Medi@tic.

El profesor de Periodismo Radiofónico Pere Franch, de la Universitat Ramon Llull, concluye que el DAB no se popularizará hasta que se dé "una reducción de los costes de emisión para las empresas y de los aparatos de recepción para los consumidores, ya que en la situación actual su elevado precio no compensa sus ventajas, algunas de las cuales se están dando gratuitamente vía internet".

Autor: Josep Lluís Micó, Director del Grado de Periodismo de la Universitat Ramon Llull

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