Las nuevas licencias de canales TDT: Primeras impresiones
La proximidad del nuevo concurso público de licencias de TDT en España arranca las primeras impresiones de periodistas. Este artículo lo escribe Carlos Díaz Güell en Zoomnwes http://www.zoomnews.es/478025/observatorio-economico/reparto-nuevos-canales-tv-o-arte-del-pasteleo
En España seguimos preguntándonos qué ocurrió con la prometida oferta de canales, interactividad, subtítulos, etcétera, de una TDT que antes de desaparecer se alzará como uno de los grandes fiascos evitables de nuestra historia reciente
La nueva redistribución de los canales, en opinión de algunos analistas, tendría un principal beneficiado: Atresmedia, cuyos canales, cerrados tras la sentencia del Supremo, sumaban una audiencia total del 4,6%, frente al 1,7% de los de Mediaset.
Sin embargo, para algunos observadores políticos el reparto de los nuevos
canales podría no ser tan sencillo, ya que tanto Atresmedia como Mediaset han
realizado apuestas que no han gustado precisamente al Ejecutivo. Tanto en
Moncloa como en Génova hay quien considera a La Sexta y Cuatro artífices
principales del desgaste del Gobierno y del auge de Podemos.
En España seguimos preguntándonos qué ocurrió con la prometida oferta de canales, interactividad, subtítulos, etcétera, de una TDT que antes de desaparecer se alzará como uno de los grandes fiascos evitables de nuestra historia reciente
Si todo se desarrolla según lo convenido, el Gobierno de Mariano Rajoy
sacará a concurso cuatro canales en HD y uno estándar, posiblemente antes del
25 de mayo, fecha de celebración de las elecciones municipales y autonómicas.
La adjudicación de los cinco nuevos canales de televisión se realizará mediante
un concurso público y compensará el cierre, en mayo de 2014, de nueve canales
por sentencia del Tribunal Supremo tras haber sido adjudicados de manera
ilegal (sin concurso) en 2011: Atresmedia (Nitro, Xplora, La Sexta 3); Mediaset
(La siete y Nueve); 2 canales de Veo-Tv y 2 canales de Net Tv.
La nueva redistribución de los canales, en opinión de algunos analistas, tendría un principal beneficiado: Atresmedia, cuyos canales, cerrados tras la sentencia del Supremo, sumaban una audiencia total del 4,6%, frente al 1,7% de los de Mediaset.
A primera vista se podría pensar que el Gobierno tiene una magnífica
ocasión para “castigar” a los dos grupos mediáticos que tanto daño le han
hecho. También al PSOE. Y no son pocas las voces en uno y otro partido que
“claman venganza”, algo que, sin embargo, no parece estar en la agenda del
Gobierno y mi mucho menos en la de su presidente.
Aunque los beneficios que podría obtener el Gobierno con el nuevo concurso,
en el caso que decidiera dar entrada a nuevos operadores, son más que
evidentes, todo parece indicar que el Ejecutivo prefiere mantener el actual status
quo, pese a tener a su disposición todo un arsenal de medidas con las que
“castigar” a Jose Manuel Lara y Silvio Berlusconi, responsables
últimos de ambos grupos
Diplomacia vaticana
El Gobierno ha decidido hacer un ejercicio de diplomacia vaticana y rendir
visita al presidente de Planeta y de Atresmedia en su despacho de Barcelona, al
que se desplazaron la vicepresidenta y el ministro de Industria, según contó El
Confidencial, con unos objetivos que, por el momento, resultan bastante
vagos, aunque se confirma que trataron de la distribución de los nuevos
canales.
Rajoy no parece dispuesto a modificar el terreno de juego. Si hubiera
querido enseñar los dientes habría bastado con sugerir la posibilidad de que
RTVE volviera a captar publicidad. Pero la aparente atonía del Gobierno en este
campo no parece estar ligada exclusivamente a los intereses de Lara o
Berlusconi. ¿A qué obedece entonces? El asunto es de mayor calado y podría
tener que ver con el mantenimiento del actual modelo de TDT, muy alejado del
europeo y cuyo funcionamiento solo es posible tras impedir que en España
funcionen, por ejemplo, alternativas como la satelital.
Este modelo, vigente en buena parte de la Unión Europea, tiene un coste
diez veces inferior al terrestre impuesto en España, pero va a permitir, por
ejemplo, que la empresa Abertis, especializada en concesiones públicas,
ingrese en los próximos diez años más de mil millones de euros en concepto de
cuotas por el servicio ofrecido.
La UE ha denunciado el estado de monopolio de esa concesión, aunque por el
momento Gobierno y comunidades autónomas han hecho caso omiso a la sentencia
comunitaria. En paralelo, la desidia con la que el gobierno ha encarado la
puesta en marcha del proceso conocido como "dividendo digital"
(liberación de frecuencias de TV para que sean utilizadas por los operadores
móviles) ha sido percibida por parte del sector como una intencionada
maniobra para mantener las cosas como están.
Un gran fiasco
Pese a ser de sobra conocidos los avatares y el coste que suponen las
nuevas adaptaciones en las antenas de las viviendas -que el ejecutivo se ha
apresurado a asumir-, y a que había alternativas tecnológicas que evitarían
este y otros procesos que acarrearán nuevos trastornos técnicos y económicos
venideros (ya se habla de un segundo dividendo digital en torno a 2018),
el Gobierno ha optado por apostarlo todo por una TDT que está cada vez más
constreñida en su propio espectro.
Desde un punto de vista evolutivo, la TDT también está herida de muerte. La
pérdida de espacio y protagonismo dentro del espectro radioeléctrico implica la
imposibilidad de emitir en unos estándares que en Europa, EEUU o Japón se están
ganando el calificativo de universales. La Alta Definición real -no el
sucedáneo que nos han intentado vender desde algunos canales generalistas-
requiere de unas capacidades tecnológicas que la TDT no está en disposición de
ofrecer.
Cuando el mundo desarrollado entiende la HD como la forma normal de ver la
televisión y ya se empieza a hablar como siguiente paso de la Ultra Alta
Definición, en España seguimos preguntándonos que ocurrió con la prometida
oferta de canales, interactividad, subtítulos, etcétera, de una TDT que antes
de desaparecer se alzará como uno de los grandes fiascos evitables -y con
amplias dosis de conspiración- de nuestra historia reciente.
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